Cuando los niños se acostumbran a obtener todo a la primera es normal que descarten aquellas opciones que les demanden un esfuerzo. De hecho, muchos aprenden qué deben hacer para no tener que esforzarse. Desde progresar en el sistema educativo -me ayudan o me hacen los deberes- hasta superar los niveles de un videojuego -viendo tutoriales en Youtube-, por ejemplo.

En este sentido y siendo una tarea nada sencilla lo importante será trasmitirles la idea de que no solo importa la meta, sino que también, y muchas veces incluso más, la manera en la que se alcance -un pilar a la hora de enseñarles persistencia a los niños-. Por ejemplo la meta puede ser aprobar un examen pero si para ello han copiado en el examen no podemos felicitarles como si hubieran hecho el esfuerzo de preparar ese examen…..

Sabemos que es una tarea ardua complicada pero desde Remonta Pedagogía podemos ayudarte.

Por eso es tan importante que nosotros que les seguimos de cerca premiemos ante todo su esfuerzo, al igual que lo es elogiar y/o recompensar de alguna forma los logros conseguidos por ellos mismos.

No importa la edad que tengan, ellos necesitan elogio y aliento para sentirse bien consigo mismos y para que su autoestima y confianza aumente notablemente.

Para que los niños sientan cómo su esfuerzo está siendo recompensado necesitarán sentir un incentivo y así la motivación también aparecerá fácilmente.

Este incentivo no tiene que ser algo material ni mucho menos, ya que los elogios y la buena voluntad son más que suficientes para fomentar el buen comportamiento.

 

¿Qué es la Persistencia?

Según la Real Academia de la Lengua se define como “Mantenerse firme o constante en algo”

La persistencia es un valor humano fundamental. Permite al individuo continuar hacia adelante no rendirse a pesar de las dificultades, los obstáculos, la frustración, el desánimo, el aburrimiento, la tendencia o los deseos de rendirse o abandonar una situación.

Los niños que crecen con el valor de la persistencia pueden hacer grandes cosas, siempre que crean que pueden hacerlo. Por eso es crucial enseñar a los niños a no rendirse, a ser persistentes.

«El carácter consiste en lo que haces en el tercer y cuarto intento».

-James A. Michener-

Estudios recientes muestran que el autocontrol y la persistencia aumentan los resultados académicos con independencia del cociente intelectual.

Incluso nuestras creencias personales sobre el esfuerzo pueden afectar los resultados académicos. Los niños que piensan que el esfuerzo conduce al logro superan a los que creen que el éxito depende de la capacidad.

¿Cómo incentivar el esfuerzo en niños y jóvenes?

 

Deben aprender a esforzarse en cualquier tarea, deben entender todo lo bueno que ofrece el esfuerzo, saborear los retos y entender el valor de la persistencia. Desafortunadamente muchos padres ven en sus hijos chicos y chicas que evitan el esfuerzo y que se quejan por cualquier cosa que hacen.

Para evitar que los niños se quejen por lo que hacen, es necesario incentivar el esfuerzo, ¿cómo? Con los siguientes consejos:

  • Ayudar al niño/joven a encontrar actividades que le apasionen lo suficiente como para esforzarse y aprender a estar intrínsecamente motivados.
  • Elogiar el comportamiento. Cuando se le dice a un niño o joven lo que gusta de él podrá saber qué se espera exactamente de su actitud y además se sentirá bien consigo mismo.

Será necesario elogiar de forma descriptiva, es decir, decirle lo que te gusta exactamente, por ejemplo: ‘Me ha gustado mucho cómo has recogido tus juguetes al acabar de jugar’. De esta forma aumentará su autoestima y sabrá cuál es el buen comportamiento.

  • Dar el tiempo que necesita

Para que los niños resuelvan los problemas necesitan tiempo, no quieras que haga las cosas más rápido de lo que pueden sólo porque tú tienes prisa.

  • Ayúdale al principio

Nadie nace aprendido y tanto niños como jóvenes necesitan una guía en el aprendizaje para no frustrarse ante las cosas. Cuando esté realizando alguna tarea es necesario que le ayudes al principio para saber qué debe realizar y que poco a poco vayas retirando tu ayuda y que así se dé cuenta de que es capaz de realizar las cosas por sí mismo.

  • No des órdenes, da sugerencias y alternativas

Las sugerencias ayudarán a los niños a esforzarse, en cambio si sólo das órdenes sólo se resistirán a realizar la tarea. Es mejor también que en ocasiones des alternativas para que sean capaces de escoger la mejor opción para esforzarse.

Por ejemplo, se le puede decir a un hijo algo como: ‘¿Necesitas ayuda para hacer los deberes o puedes hacerlos tú mismo?’, y eso tendrá una mejor respuesta que si le dices ‘Ponte a hacer los deberes ya o no juegas’.

  • Mantener unas expectativas razonables

Que reflejen la capacidad real de los niños y quizá un poco más, pero no demasiado. Para que los pequeños se sientan motivados y se esfuercen deberán poder lograr lo que se les propone.

  • Ser un ejemplo de esfuerzo para tus hijos

Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que oyen. Por eso es muy importante ser consciente de lo que se dice y se hace; en este sentido, siempre damos ejemplo y lo podemos hacer para mal o para bien. Un ejemplo por parte de los adultos es una valiosa experiencia de aprendizaje para los niños.

  • Ofrecer responsabilidades desde que son pequeños

Comenzar con algo simple y adaptado a la edad de cada niño/joven.

Aprender a esforzarse va unido al aprendizaje de la independencia. Si el niño/joven está intentando hacer algo, no se lo hagas. No le haces ningún favor subiendo los escalones por él, algo que con esfuerzo, sí puede subir. Por otro lado, aunque le ayudes, lo mejor es que él asuma toda la responsabilidad que esté capacitado para asumir. Por ejemplo, él se viste solo y ordena su ropa, aunque tú después le ayudes a atarse los cordones.

M.Carmen Bouzas

Pedagoga y Orientadora Escolar